Ya llevo siete décadas en el mundo y he sabido vivir todas las etapas de la vida, sabiendo que todo tiene sus momentos y sus oportunidades: la niñez con toda la magia que envuelve a la infancia de fantasías, juguetes, juegos y el constante aprendizaje de conocimientos,comportamiento,valores humanos y actitud ante la vida; la adolescencia y la juventud cargadas de ilusiones,sueños y expectativas, al trazar metas, concluir los estudios y la preparación para lograrlas y así construír el futuro, con esfuerzo, lucha y trabajo, el camino no ha sido fácil pero hay que recorrerlo, he compartido y disfrutado del amor de mi querida familia y con amigos(as) horas de grata tertulia, la alegría de fiestas y también la tristeza ante la despedida de alguien que se marcha o el dolor por la pérdida de seres queridos. La maravillosa etapa ha sido la de formar familia al casarme con Jaime y el dulce momento del nacimiento de mi hijo fruto de nuestro amor; he conocido personas de gran calidad humana que me han brindado su amistad y que son inolvidables.
Ahora en la madurez de la séptima década y llamada la tercera edad me siento feliz y aunque actualmente tengo problemas de salud y en vías de recuperación, le doy gracias a Dios por todo lo vivido y experimentado, por tener fuerza de voluntad para luchar y seguir adelante, por conservar mi sentido del buen humor y por creer que el amor y la amistad son infinitos y entrañables, como el cielo y el mar que tienen principio y no tienen final.
