estoy sentada junto a la ventana de la habitación del hospital, donde me encuentro
convaleciente y me recreo en un hermoso paisaje, hace un día espléndido, con un sol radiante
un cielo azul despejado y con algunas nubes blancas que parecen motas de algodón,
un majestuoso Atlántico con sus maravillosas tonalidades que van desde un azul muy claro,
el magnífico azul cobalto, hasta el impresionante ultramar, el verdor de los árboles y palmeras
moviendose al compás de una suave brisa, veo volar a las gaviotas blancas como la nieve
y sin que nada rompa la armonía de colores, que me invitan a soñar, es mí regalo, son mís
sueños, mí deleite y mí inspiración.
